martes, 7 de agosto de 2018

MANEJO DE fractura


Manejo de fractura 

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Las fracturas son soluciones de continuidad que se originan en los huesos, a consecuencia de golpes, fuerzas o tracciones cuyas intensidades superen la elasticidad del hueso. En una persona sana, siempre son provocadas por algún tipo de traumatismo, pero existen otras fracturas, denominadas patológicas, que se presentan en personas con algunas con alguna enfermedad de base sin que se produzca un traumatismo fuerte. Es el caso de algunas enfermedades orgánicas y del debilitamiento óseo propio de la vejez.

PROCESO INICIAL 

Existen varios tipos de fractura, que se pueden clasificar atendiendo a los siguientes factores: estado de la piel, localización de la fractura en el propio hueso, trazo de la fractura, tipo de desviación de los fragmentos y mecanismo de acción del agente traumático. 
Fracturas cerradas
Son aquellas en las que la fractura no comunica con el exterior, ya que la piel no ha sido dañada.
Fracturas abiertas 
Son aquellas en las que se puede observar el hueso fracturado a simple vista, es decir, existe una herida que deja los fragmentos óseos al descubierto. Unas veces, el propio traumatismo lesiona la piel y los tejidos subyacentes antes de llegar al hueso; otras, el hueso fracturado actúa desde dentro, desgarrando los tejidos y la piel de modo que la fractura queda en contacto con el exterior. 
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Los huesos largos se pueden dividir anatomicamente en tres partes principales.

  • La diáfisis es la parte más extensa del hueso, que corresponde a su zona media. 
  • Las epífisis son los dos extremos, más gruesos, en los que se encuentran las superficies articulares del hueso. En ellas se insertan gran cantidad de ligamentos y tendones, que refuerzan la articulación. 
  • Las metáfisis son unas pequeñas zonas rectangulares comprendidas entre las epífisis y la diáfisis. Sobre ellas se encuentra el cartílago de crecimiento de los niños. 

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Fracturas cerradas 

Aplicar tracción longitudinal en el eje de la pierna Colocar férula posterior muslopodálica para inmovilizar temporalmente la extremidad afectada, estabilizando la articulación proximal y distal (rodilla y tobillo) Enviar a 2do. o 3er. nivel de atención con especialista en ortopedia y traumatología. 

Fracturas expuestas 

Cubrir la herida con apósito estéril sin ningún tipo de antiséptico. Aplicar Tracción longitudinal en el eje de la pierna. Colocar férula posterior muslopodálica para inmovilizar temporalmente la extremidad afectada, estabilizando la articulación proximal y distal (rodilla y tobillo) No indicar ningún medicamento oral. Enviar a 2do o 3er nivel de atención con especialista en Ortopedia y traumatología.  

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Lesiones vasculares
  •  Diagnóstico oportuno para evitar hipoperfusión prolongada
  •  Reparación vascular inmediata. 

Síndrome compartimental 
  • Vigilancia continua de datos clínicos del síndrome en particular en lesiones de alta energía, machacamientos o lesiones vasculares previamente reparadas. 

Extremidad gravemente lesionada
  •  Tratamiento con dermofasciotomías de urgencia de los cuatro compartimientos de la pierna. 
  • Utilizar la escala de MESS, si el puntaje de acuerdo con los criterios es igual o mayor de 7 es indicativo de amputación. 


VÍDEO DE MANEJO DE FRACTURA CERRADA








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