Manejo de fractura
Las fracturas son soluciones de continuidad que se originan en los huesos, a
consecuencia de golpes, fuerzas o tracciones cuyas intensidades superen la
elasticidad del hueso. En una persona sana, siempre son provocadas por algún
tipo de traumatismo, pero existen otras fracturas, denominadas patológicas,
que se presentan en personas con algunas con alguna enfermedad de base sin
que se produzca un traumatismo fuerte. Es el caso de algunas enfermedades
orgánicas y del debilitamiento óseo propio de la vejez.
PROCESO INICIAL
Existen varios tipos de fractura, que se pueden clasificar atendiendo a los
siguientes factores: estado de la piel, localización de la fractura en el propio hueso,
trazo de la fractura, tipo de desviación de los fragmentos y mecanismo de acción
del agente traumático.
Fracturas cerradas
Son aquellas en las que la fractura no comunica con el
exterior, ya que la piel no ha sido dañada.
Fracturas abiertas
Son aquellas en las que se puede observar el hueso
fracturado a simple vista, es decir, existe una herida que deja los fragmentos
óseos al descubierto. Unas veces, el propio traumatismo lesiona la piel y los
tejidos subyacentes antes de llegar al hueso; otras, el hueso fracturado actúa
desde dentro, desgarrando los tejidos y la piel de modo que la fractura queda
en contacto con el exterior.
Los huesos largos se pueden dividir anatomicamente en tres partes principales.
- La diáfisis es la parte más extensa del hueso, que corresponde a su zona media.
- Las epífisis son los dos extremos, más gruesos, en los que se encuentran las superficies articulares del hueso. En ellas se insertan gran cantidad de ligamentos y tendones, que refuerzan la articulación.
- Las metáfisis son unas pequeñas zonas rectangulares comprendidas entre las epífisis y la diáfisis. Sobre ellas se encuentra el cartílago de crecimiento de los niños.
Fracturas cerradas
Aplicar tracción longitudinal en el eje de la pierna
Colocar férula posterior muslopodálica para inmovilizar
temporalmente la extremidad afectada, estabilizando la
articulación proximal y distal (rodilla y tobillo)
Enviar a 2do. o 3er. nivel de atención con especialista en
ortopedia y traumatología.
Fracturas expuestas
Cubrir la herida con apósito estéril sin ningún tipo de
antiséptico.
Aplicar Tracción longitudinal en el eje de la pierna.
Colocar férula posterior muslopodálica para inmovilizar
temporalmente la extremidad afectada, estabilizando la
articulación proximal y distal (rodilla y tobillo)
No indicar ningún medicamento oral.
Enviar a 2do o 3er nivel de atención con especialista en
Ortopedia y traumatología.
Lesiones vasculares
- Diagnóstico oportuno para evitar hipoperfusión prolongada
- Reparación vascular inmediata.
Síndrome compartimental
- Vigilancia continua de datos clínicos del síndrome en particular en lesiones de alta energía, machacamientos o lesiones vasculares previamente reparadas.
Extremidad gravemente lesionada
- Tratamiento con dermofasciotomías de urgencia de los cuatro compartimientos de la pierna.
- Utilizar la escala de MESS, si el puntaje de acuerdo con los criterios es igual o mayor de 7 es indicativo de amputación.
VÍDEO DE MANEJO DE FRACTURA CERRADA
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